martes, 28 de junio de 2011

Crónica Dcode Festival. Sábado 25 de Junio.


El sol de media mañana auguraba un segundo acto bastante sofocante en el recinto del Dcode, ya convertido en estepa por los trotes y bailes del día anterior. Sin apenas sombras en las que aliviar la nuca la carpa Eastpak/Mondo Sonoro se convirtió en oasis para disfrutar con los leoneses The Bright (“Soundtrack For A Winter’s Tale”, 2011). El dúo She & Him dignificó el folk patrio (cantado en inglés, of course) y, como una de las acepciones de “bright”, se ganaron el optimismo del mayor optimista gracias a melodías cándidas y una seriedad sobre el escenario digna de un grupo con altísimos propósitos.

Polock, ante la necesidad de concretar ‘algo’ en media hora de concierto, jugó perfectamente sus cartas, hubo tiempo para ‘Tangerines & Unicorns’ y ‘Defenceless’, pero fueron arrastrados del escenario sin opción a echar por tierra algunas dudas que surgían entre el público. En lo que no se puede vacilar es, vaya por delante mi subjetividad con los valencianos, que hacen un pop indiscutiblemente renovado, vibrante y brillante. Como detalle, las referencias a Metronomy y Baltazhar que hacían horas después en la entrevista para Eastpak/Mondo Sonoro.

Una parte de los disgregados The Sunday Drivers llegó en forma de Mucho, que si pretendían romper con el pasado lo han conseguido porque en absoluto suenan a la banda toledana. Confirmaron que hacer letras para melodías indies es una tarea bastante complicada. Seguía apretando lorenzo cuando Manel y Havalina protagonizaron un duelo por todo lo alto. Los catalanes subidos a uno de los escenarios principales nos contaron  las mejores historias de “10 Milles per veure una bona armadura” (2011) y “Els millors profesors europeus” (2008), incluyendo una buenísima instrumentación y una versión del “Common People” (“Gent Normal”) de los reaparecidos Pulp. En las distancias cortas, perpetrados por la carpa de Eastpak/Mondo Sonoro, los madrileños Havalina hacia lo propio, descargando toda la intensidad encerrada en “Hojas secas” (2010), firmando un final de recital realmente bueno. Más tarde, durante la entrevista, nos regalarían su versión desenchufada.

"You Scream. We Play". Esa es la actitud. The Hives.
En el turno para los franceses Jamaica nos vimos obligados a despegar los pies del suelo: está cada vez más cerca la consagración de ese sonido indie-pop inglés con acento parisién, en este caso, con extra de riffs y melodías pegadizas y bailongas. Mientras la chilena Javiera Mena hacía bailar al respetable en la carpa y endulzaba con su pop un ambiente muy divertido se sucedía otra grata sorpresa, la propuesta de Steve Ansell y Laura-Mary Carte, Blood Red Shoes. El dúo aportó un post punk que muchos de los fans teens de My Chemical Romance deberían estar viendo. Normal que Steve, a pecho descubierto en la batería, exigiese dosis de azúcar.

Pocos sabían a lo que atenerse con The Vaccines, ya lo avisan en su disco debut: “What Did You Expect from the Vaccines?” (2010). Lo que no nos esperabamos era que consiguiesen atufar Cantarranas de surf. Sonidos de los ’50 y ’60 y un estilo Glasvegas con menos ecos que pueden quedarse en nada pero, al menos durante este verano con cosas como “Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra)” o “If You Wanna”, convertirán en twist todo aquello que toquen.
La parafernalia que rodeó a The Hives -pajarita y trajes de un blanco inmaculado, un enorme “THE HIVES” presidiendo el escenario, el papelón de Howlin' Pelle Almqvist...- se tradujo en un gran concierto de una gran banda que ha dado con el quid del revival garage. Tras los suecos, los británicos The Ting Tings capaces de continuar la euforia a base de baile y clasicazos: “Great DJ”, “That’s Not My Name”, “Shut Up And Let Me Go” “Hands”...

El concierto de Kasabian, reuniendo al mayor número de público, quedó nublado por lo precedente y lo posterior. El líder de la banda británica Tom Meighan, enfundando unas gafas medio Gallagher medio Elton John vió como iban perdieron fuelle progresivamente y solo al principio, arrancando con “Club Foot” imaginaron una noche propia de unos cabeza de cartel. No obstante ese papel pareció recogerlo la new wave de Maja Ivarsson y sus chicos, The Sounds. La otra representación escandinava hilo fino con sus temas más populares pero patinó a la hora de promocionar su nuevo disco “Something To Die For” (2011).

Con un fin de fiesta lleno de altibajos llegó la trágica caída libre. Crystal Castles, uno de los más esperados, prometía ser un buen broche para cerrar la primera cita con el Dcode pero se quedó en amago. Electricidad pura que Alice Glass, botella en ristre y lastrada por unas voces perdidas y muy bajas, fue incapaz de traspasar al público.

La valquiria Maja Ivarsson, The Sounds.

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