martes, 19 de julio de 2011

Bon Iver "Bon Iver"

Justin Vernon, melancolía, brillantez y camisa de felpa.

Tras el colapso emocional de Justin Vernon, Bon Iver, surgió “For Emma: Forever Ago” (2008), un disco de ambiente lo-fi, que emana soledad y minimalismos nada sencillos. Cosas como “Flume” o “Blindsided” hicieron que volviesemos la vista hacia el folk. Ese folk cargado de matices, que de frío, se convirtió en lo más apacible de aquel 2008. Gran temple el demostrado por Vernon.
Tres años después de abandonar la cabaña donde forjó “For Emma: Forever Ago” el de Wisconsin ha decidido dedicarse su propio disco: “Bon Iver” (2011). Como se presagiaba en su EP “Blood Bank” (2010) despide progresivamente a la tragedia y da la bienvenida a la luminosidad y la instrumentación, tan basta como brillante, de la mano de amigos-músicos de The National, Lucinda Williams, Arcade Fire, Andrew Bird o Sufjan Stevens. Tras el sambenito de firmar una perfecta obra de melancolía llega la esperanza y la vitalidad. Adios a las losas, el halo de Bon Iver se prolonga.




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